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06 de Junio de 2011

Fuente: Expansión.com

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Los destellos de una tibia reactivación a finales de 2010, inducida en buena medida por la anticipación de decisiones de compra ante la desaparición de la deducción fiscal, se ha ido desvaneciendo conforme avanza el ejercicio. El sector vuelve a transitar por una inquietante atonía y lo peor es que siguen sin darse las condiciones que puedan espolear la actividad inmobiliaria.

La incertidumbre sobre la evolución del empleo y la desconfianza se han enquistado en los ciudadanos. Eso mantiene inhibida la demanda, pero aunque la hubiera la absoluta sequía crediticia ya se encarga de que no afloren compradores. La cruda realidad es que formalizar una hipoteca es tarea imposible. A ello se suma que el Banco de España acaba de introducir un nuevo elemento de inquietud en el sector. El director del servicio de estudios del organismo supervisor, Malo de Molina, advierte de que aún queda recorrido en el ajuste de precios, que se prolongará todavía durante dos años más, hasta finales de 2012, o incluso comienzos de 2013, y cifra en un 10% el recorte real previsto una vez descontada la inflación. Si ya era difícil vender un piso, es muy previsible que ese vaticinio enfríe aún más las expectativas de los potenciales compradores, que optarán por permanecer agazapados a la espera de futuras gangas. De ahí el malestar explicitado por los promotores, al que ha salido presto a echarles una mano el ministro Blanco, que corrige al Banco de España y asegura que el ajuste ha finalizado y no se esperan más caídas de precios.

Pero lo cierto es que en sus apreciaciones, en mayor o menor medida, el Banco de España no está sólo. Son muchos los expertos que consideran que el precio de la vivienda todavía tiene recorrido a la baja, y que incluso se puede producir un proceso crónico de caídas, como ha ocurrido en Alemania, Austria o Japón. La Comisión Europea cifraba recientemente el sobreprecio en un 17% y, con ella, una larga lista a la que suman Morgan Stanley, Fitch o CB Richard Ellis, que vaticinan caídas de entre un 10% y un 15%. La realidad del mercado está condicionada por un stock de vivienda recién acabada de un millón de casas sin vender y por 800.000 viviendas de segunda mano en venta. Si a eso se suma el drama de cinco millones de parados, con el 45% de desempleo juvenil, el escenario de estancamiento económico y la inclinación del BCE a subir tipos son muchas las posibilidades de que el mercado aún no haya tocado fondo y de que todavía sea más caro comprar un piso hoy que mañana.

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